¿Estamos en el camino correcto?

Todos somos conscientes que en los últimos años la Odontología ha sufrido un profundo cambio en la forma en la que tanto dentistas como técnicos de laboratorio trabajan y se comunican en favor del paciente. La industria dental nos ha inundado con todo tipo de soluciones tecnológicas, principalmente tecnologías 3D.

La industria ha hecho grandes esfuerzos para que los dentistas adquirieran un escáner intraoral en los últimos años. Si bien es cierto que el escáner intraoral es la piedra angular del flujo de trabajo digital, a día de hoy, ha pasado silenciosamente a un segundo plano, centrándose actualmente todos los esfuerzos de la industria en la distribución de impresoras 3D, quienes acaparan gran parte del protagonismo, siendo una clara tendencia del sector.

Sin embargo, ¿estamos pasando algo por alto? Parece que la mayoría de «players» del sector se olvidan de lo más importante: “el flujo de trabajo digital es indivisible”.  ¿Esto que quiere decir? Pues lo que en este post hemos llamado “La Santa Trinidad”.

 

LA SANTA TRINIDAD DEL “DIGITAL”

 

El flujo de trabajo digital aplicado a Odontologia consta SIEMPRE de tres frases: digitalización, diseño y fabricación. Sin embargo, la industria dental ha dedicado aproximadamente el 70% de su energía y recursos a la primera fase: la digitalización. Esto incluye la venta de escáneres de todo tipo: intraorales, faciales y de laboratorio.

A día de hoy, podemos decir que los mayores esfuerzos se centran en la venta y distribución de impresoras 3D, suponiendo un 20% del total del mercado de la Odontología Digital. Si hacemos la aritmética, es fácil intuir que el 10% restante se dedica a la fase de diseño, es decir, al software CAD. Por supuesto que estos porcentajes son orientativos, pero lo que pretenden hacer ver y entender es que el 90% de la industria dental se ha centrado en el desarrollo de hardware y un 10% al software.

Por ello, se ha compartimentalizado la odontología digital de una forma desigual. La siguiente pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Tiene sentido?

 

EL TALÓN DE AQUILES

 

Tradicionalmente, el diseño en software CAD ha sido dominio del técnico de laboratorio. Siguiendo la prescripción del dentista, el técnico crea los dispositivos necesarios para el tratamiento del paciente. Esta forma de trabajar plantea una serie de “problemas” que se han concebido a lo largo de los años como normales.

Siempre se ha “vendido” el flujo de trabajo digital como más rápido y rentable que los métodos convencionales. Pero, ¿es realmente así? ¿Estamos optimizándolo al máximo? Y, más importante, ¿qué le depara el futuro a la odontología?

Para poder obtener todos los beneficios que la Odontología Digital puede ofrecer se necesita que tanto el dentista como el técnico de laboratorio tengan un nivel de conocimiento similar en cuanto al flujo de trabajo digital, y esto implica que ambos conozcan las 3 fases del flujo de trabajo digital de igual manera. Por si no te estás dando cuenta, el talón de Aquiles de todo esto se encuentra en la fase de diseño CAD. Es raro que los dentistas entiendan y sepan manejar herramientas básicas de diseño CAD, y esto es debido a diferentes motivos, ya sean económicos o “pereza” a superar la curva de aprendizaje necesaria.

Dejemos algo claro: los dentistas no necesitan convertirse en diseñadores CAD, pero sí necesitan tener una comprensión sólida del potencial de estos softwares y lo que pueden ofrecer, apoyando a los técnicos de laboratorio y permitiendo obtener los mejores resultados para el paciente. Porque después de todo, ¿no se supone que todo esto es por y para el paciente?

Además, es claro y notorio que existen múltiples empresas desarrollando hardware y software en el sector dental, pero de forma desconectada y lo que es más preocupante, con poca (o nula) evidencia científica. El ciclo vital de la odontología digital suele ser el siguiente:

  1. Se desarrolla un producto (hardware o software).
  2. Se lanza al mercado.
  3. Dentistas y técnicos de laboratorios lo utilizan y prueban en pacientes reales.
  4. Algunos productos lanzados parece que no funcionan según lo esperado.
  5. Ciertos grupos realizan investigación científica sobre dichos productos.
  6. Tiempo después, a través de la ciencia se evidencia si algo funciona o no en Odontología Digital.

 

 ¿Esta es la forma correcta de trabajar en un sector biomédico? ¿Por qué cuesta tanto validar el producto antes de lanzarlo al mercado? Si ya le añadimos las palabras mágicas de “Inteligencia Artificial”, todo se puede convertir en una bomba explosiva.

En cuanto a desarrollo de tecnología, ya sea en escaneado, diseño CAD o impresión 3D, la Odontología nunca ha ido por delante en la carrera del desarrollo tecnológico. Siempre hemos incorporado y adaptado esas tecnologías de otros sectores a nuestra industria. ¿Realmente crees que la Inteligencia Artificial es la excepción?

Es hora de redefinir todo lo que hemos construido en la última década en torno a la odontología digital. El digital workflow necesita una reorganización lógica, liderada por soluciones respaldadas por la evidencia científica. Solo después de completar esta (ardua) tarea podremos comenzar a integrar algoritmos de inteligencia artificial para inaugurar una nueva etapa en la odontología.

Antes de desarrollar e implementar una nueva tecnología, primero es necesario poner orden dentro del caos.

Y esa es exactamente la razón por la que creamos Implantif.AI by MovumTech.

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